Algo inesperado

Las pilas de la cámara se acabaron y hay que cambiarlas para lo que viene. Pasadas las 8 de la mañana del 20 de marzo del 2012, y nos encontramos en un bondi, no muy diferente a los que nos llevaban a Chivilcoy a jugar al básquet cuando éramos pibes, que nos lleva a Orlando. Es la segunda ciudad de la etapa Travel. Raro clima. Empresa de transporte china (han empezado a abarcar este rubro, y ya van…), por lo tanto lleno de chinos que usan el servicio. Nos llama particularmente la atención el olor a pis que hay acá adentro. Hay bolsitas al lado de los asientos, sospechamos que más de una ha sido utilizada como inodoro. Tres meses justo desde que partimos. A esta hora, pero del 20 de diciembre del año anterior, teníamos un centenar de signos de preguntas apareciendo y desapareciendo en nuestros cabezas, mezclados en una atmosfera combinada de miedos, entusiasmo, pero principalmente optimismo. Con Ale sentíamos que el viaje había comenzado hacía mucho tiempo, cuando nos confirmaron el trabajo a cada uno, con la cuenta regresiva posterior, y la fiesta despedida que organizamos con amigos. Habiendo pasado noventa días, notamos cambios. Todos los días, junto a nuestro compañero de viaje Berni, aparece, espontáneamente, un momento para la reflexión. Ayer, mientras viajábamos en el último subte que utilizaríamos en NY, nos dimos cuenta de una sensación con respecto al viaje que coincidía en los tres. La cuestión es que se nos hace imposible lograr mantener un estado de excitación constante con respecto a los lugares que vamos conociendo, las actividades que vamos realizando, las situaciones extrañas pero increíbles que se nos presentan. El viaje es muy amplio, y constantemente estamos apreciando cosas nuevas, y al ser tantas, la conexión total con cada una de ellas se nos hace cada vez más difícil. Estamos sintiendo un claro desgaste mental de toda la experiencia. Es algo que no podemos manejar, pero que tampoco renegamos al respecto. Concluimos que es así, y lo aceptamos tal cual es. Es parte de las cosas inesperadas. Creemos que no es lo mismo visitar NY, o Miami, viniendo directamente desde Argentina, que hacerlo después de haber vivido y trabajado en Estados Unidos durante tres meses. Seguros de que son dos cosas totalmente diferentes. Obviamente, nos gustaría haber mantenido el mismo placer en todos los momentos vividos, porque pensándolo racionalmente, y ubicándonos en esta misma fecha dentro de un año diríamos “A esta altura del año pasado estábamos en el festejo de San Patricio más importante del mundo”, por ejemplo. Pero de la manera que lo estamos haciendo, somos felices, y las sonrisas prevalecen por sobre las malas caras. Las pilas, las nuestras, están lejos de acabarse, y más si miramos el horizonte de cosas bonitas que nos espera.

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