En San Patricio, embriagate con fundamento

Hoy, 17 de marzo, se festeja el Día de San Patricio. Para muchos, el simple hecho de homenajear este acontecimiento deriva directamente en la posibilidad de juntarse con amigos a emborracharse, pero esta vez sólo con cerveza. Muchos argentinos, propensos a copiar las modas del mundo, no nos quedamos atrás y festejamos este evento como si estuviésemos en la piel del más carnal de todos los irlandeses. Pero, detrás de todo lo que se ha convertido esta conmemoración, hay una historia con datos realmente interesantes, que está bueno enterárselos para que la excusa del alcohol tenga un poco más de fundamento.

Más allá de la ascendencia puramente católica del festejo, es interesante saber que el patrono al que se hace referencia no se llamaba Patricio (Patrick), sino Maewyn Succat. Él mismo decidió cambiarse el nombre, no por humos de vedette o artísta, sino porque era sacerdote. La leyenda indica que Patricius, el nombre elegido, significa “Figura paterna”.

El verde, es el color de la fiesta. Es raro que así sea. Los historiadores indican que el color verdadero del Santo patrono de Irlanda era azul claro, tonalidad que aun se puede distinguir en las antiguas banderas de dicho país. Es más, en 1916, los miembros del ejército ciudadano irlandés utilizaron brazaletes y banderas de ese color, en el alzamiento de pascua que intentó terminar con la dominación británica. Durante la rebelión irlandesa de 1798, el trébol se convirtió en un símbolo del nacionalimo y unión en Irlanda. Claro que era de color verde. De a poco el color fue ganando terreno, y vistió a los uniformes de todas las fuerzas irlandesas. Ésto sumado a los reconocidos campos irlandeses de color verde furioso, llevaron a éste color a ser el elegido. El reconocimiento fue tal, que hoy en el mundo del diseño se conoce al verde, en su modalidad “irlandés”.

A decir verdad, la fiesta como herramienta para el turismo y el marketing, comenzó en los 90. El gobierno de Irlanda vio la veta comercial y decidió promulgar algunas leyes que ayudaban a poder concretar los festejos que se conocen hoy día.

—Promover la oportunidad y motivación para que la gente con ascendencia irlandesa (y aquellos que desean ser irlandeses) atiendan y se unan en esta celebración imaginativa y expresiva.

—Proyectar internacionalmente, una imagen fehaciente de Irlanda como país creativo, profesional y sofisticado con una apariencia llamativa a nivel mundial.

Muchos creerán que los festejos más fuertes en este día tienen lugar en Irlanda. Están errados. Se estima que EEUU tiene un total de 34 millones de descendientes de irlandeses. La gran mayoría de ellos deja de trabajar el 17 de marzo para hacer honor a la patria de sus antepasados, con un vaso de birra eterna en la mano. Además, se suma toda aquella gente “no descendiente de Irlandeses”, qué interpreta a St Patricks como un evento “de onda” (como pasa aquí en Argentina) y el número asciende aun más. Boston o Chicago, son los principales centros. En este último, se originó la costumbre (bien americana por lo fantasiosa) de pintar de verde el Río Chicago cada fecha de homenaje, hábito llevado también a Irlanda.

Este festival del folklore se identifica con cuatro elementos: el trébol (símbolo nacional de Irlanda y planta utilizada por San Patricio para explicar la Santísima Trinidad. También es el símbolo de la buena suerte de los irlandeses); el Leprechaun (un hada que toma la apariencia de un hombre viejo en miniatura. Si lo capturas, puedes obligarle a que revele el paradero de su tesoro, pero si tu lo pierdes de vista por unos segundos, él desaparecerá); el color verde (es el color de la primavera en Irlanda y el color del trébol de San Patricio) y, por último, la cerveza, que ya es parte de la tradición de este país.

Y qué tema la cerveza. Muchos fundamentalistas del festejo opinan que si no es Guinness, no hay festejo. Es la más ligada al corazón de los irlandeses. Es un producto nacional. Esta cerveza simil a la Stout vendida por Quilmes, es cremosa y negra. La obsesión llega al punto de tener una descripción de cómo debe servirse correctamente: el vaso debe estar en forma de tulipán, inclinado en 45°, hasta que se vuelva totalmente negra. Luego, se deja reposar un instante y se termina de servir, otra vez en la misma posición oblicua, pero en este caso para lograr la famosa espuma blanca, algo que detestamos los argentinos.

Bien, ahora sabiendo algunas de estas curiosidades sobre St Patrcks, la excusa para embriagarse esta noche está un poco más sustentada. Y hasta podés hacerte pasar por Irish, por lo menos por un día, salvo que vayas vestido como Ricky Fort...

Comentarios

Entradas populares